Castillo

Bienvenidos a la tienda online del glorioso castillo medieval. Aquí encontrarán todo tipo de castillo tanto para coleccionar como para jugar.

Error: puede que no exista la vista de d0ce319mcz

Cuando hablamos de un castillo todos sabemos a qué nos referimos, claro está. Los castillos llegaron a ser tales luego de varias construcciones que los precedieron. Pensemos hace miles de años, en los ataques que sufrían las personas cuando estaban en los lugares que escogían como viviendas, y en la contínua necesidad que tenían de mejorar sus lugares para protegerse de enemigos al constante acecho en búsqueda de alimentos, vestimenta, esclavos, etc.

Así las primeras construcciones fueron lo que a posteriori se iban a llamar castillos. Eran en lugares altos, preferentemente montañas o colinas buscando facilidad a la hora de defenderse.  Tenían características comunes de todo fuerte rústico, que se valía de excavaciones profundas a su alrededor para evitar la facilidad a la hora de treparse a las empalizadas que servían como muros. Si dichas fortificaciones estaban en lo alto de algún monte y rodeada de algún espejo de agua, mejor todavía.

Para superar estas herméticas edificaciones que por momento se tornaban realmente inaccesibles y atacarlas implicaba la muerte de un gran número de soldados, se utilizaron estrategias muy complejas para los habitantes de las fortificaciones como sitiarla. Esto implicaba un desgaste para sus habitantes, que con el paso del tiempo se iban quedando sin alimentos o agua si es que tuvieran que salir a buscarla, y en determinado momento o se rendían o salían a combatir, enloquecidos hasta el delirio por el hambre y /o la sed.

Los castillos en sus inicios

Como relatábamos,  al principio los castillos eran simples empalizadas  a modo de vallado muy fáciles de vulnerar,  y a su vez fácilmente incendiables. Por otro lado, no alcanzaban la altitud necesaria como para tener una protección mínima requerida, de modo que era cuestión de tiempo que se llegara a construir un castillo de piedra.

Dentro de ellos como es de suponer, residían las personas más importantes de los centros urbanos, como el rey, la reina, príncipes, señores feudales más destacados, y las personas que fueran vitales para estos. Dependiendo de la dimensión del castillo, es que se permitía el ingreso de más allegados.  En la Edad Media, tuvieron su auge y había varios de ellos inaccesibles y muy difíciles de doblegar, sobre todo si estaban ubicados cercanos a una fuente de agua, en donde sitiarlos resultaba más trabajoso.

El rey , sus caballeros y los señores

Los caballeros residentes en el interior del castillo garantizaban al rey tener el poder necesario como para que nadie lo dude. El tejido social que descendía verticalmente desde el Rey era importante y debía ser cuidado. Así, los señores feudales tenían también un notorio poder ya que unidos, ejercían una telaraña consolidada que junto con el Rey hacían que todo esté bajo control.

Un gran número de siervos garantizaban el cumplimiento de las tareas necesarias para la vida en el castillo, supervisadas por los señores. Estos no necesariamente vivían en el castillo, pero lo visitaban asiduamente.

Los castillos en su época dorada

Podemos decir que los castillos tuvieron su etapa de gloria en los siglos que van desde el X al XIV,  siendo varios los que se destacan por su belleza ( aún en la actualidad ), su arquitectura y su  ubicación estratégica combinada con un paisaje espectacular.

El castillo estaba compuesto por una serie de partes identificables que eran básicas dentro de él y lo representaban. Así, podemos observar a primera vista cuando uno se acercaba a él desde el exterior, sus rotundas murallas de piedra que eran la primer línea de defensa. Aunque antes que el muro de piedras había una excavación bastante ancha y a su vez con la profundidad necesaria como para constituirse en una trinchera que ocasionaba difícil llegar hacia las murallas, y a su vez podía ser una cavidad con abundante agua complicando aún más dicha situación, agravado por el hecho de que para acceder por el camino principal con la puerta más importante, solían haber puentes colgantes.

Así , no era nada fácil acceder al castillo, que por si fuera poco en general solían estar construídos sobre una elevación en el terreno ya sea realizada artificialmente ( en parte con la tierra utilizada para generar el foso, en parte con tierra y demás elementos acarreados para tal fin ) o naturalmente ya que muchas veces se ubicaba al castillo en lugares estratégicos para tal edificación, siempre con fines militares que impliquen una defensa con mayores probabilidades de triunfo.

El castillo y la muralla

La muralla solía tener un espacio de tránsito en su parte superior, denominado adarve, en el cual los soldados hacían guardias, hablaban con eventuales visitantes para evaluar el ingreso o no, y en momentos de recibir un ataque, se disponían en posición defensiva valiéndose tanto  de arqueros que disparaban a sus atacantes, como de soldados que tiraban aceite hirviendo sobre aquellos que quisieren ingresar por la puerta principal, y recibían a los que hubieren podido trepar la muralla para combate cuerpo a cuerpo.

Las murallas tenían terminaciones en su parte superior denominadas almenas, que eran pequeños rectángulos de piedra intercalados para que oficien de defensa a los soldados ante eventuales ataques de arqueros rivales o de todo aquello que implique un objeto contundente que atente contra su corporeidad.  

La torre de homenaje

La torre de homenaje era el lugar donde vivían el rey y de mayor facilidad a la hora de defenderlo. Podía oficiar como último bastión de la resistencia en caso de ser invadidos habiendo perdido la muralla y demás dependencias. Como comentábamos, ante la imposibilidad muchas veces de atacar un castillo, solía sitiárselo para poder doblegarlos. La forma de resistir frente a esto era la acumulación de la mayor cantidad de víveres posibles, y estos eran en general almacenados en la torre de homenaje.

Cuando a través del camino se llegaba a la puerta principal que en ocasiones era precedida por un puente colgante, se accedía en general al patio de armas. Como la puerta principal era, como es de suponer, el punto débil del castillo, se solían agregar elementos que la fortalezcan. Así la puerta principal tenía los denominados rastrillos, que eran una suerte de rejas que reforzaba la puerta para que superarla implique un mayor tiempo en zona de ataques, lo que ocasionaba un amplio porcentaje de chances de caer.

El castillo y su decadencia

Cuando los palacios fueron ganando terreno en la época de las monarquías absolutas, y los señores feudales perdiendo poder, los castillos fueron lentamente abandonados hasta dejar de tener interés por sus habitantes, ya que su utilidad bélica había quedado en el pasado.  Fueron entonces quedando como un objeto de museo espectacular, que podemos disfrutar hasta el día de hoy.